19.11.12

Quien eres no es quien eras

Todavía recuerdo todos esos días invertidos en ti. En aprender tu nombre completo y tu fecha de cumpleaños, en saber qué música escuchabas y qué te hacía feliz. Descubrir qué cosas te ponían triste y cuales te ponían, a secas. Traté de que te mostraras tal y como eras, que me revelases sin quererlo cómo y dónde hacerte daño, y conseguí que creyeras que no lo haría nunca. Acepté tus manías e intenté comprender tus pensamientos, en especial los que no sueles decir y nadie suele saber. ¿Y todo para qué? Haberte conocido tanto para no reconocerte ahora.
Necesito tiempo. Para borrar todo lo que conozco de ti. O para darme cuenta de que no te conocía tanto como creía. Pero ya no tengo tiempo para conocerte de nuevo, no sea que me vuelva a costar reconocerte.

28.8.12

Ven conmigo. Ven si se te han acabado los besos para ella, si no te queda nada por decirle. Vuelve si notas que te falta algo, si crees que hay una forma mejor de pasar los domingos por la tarde. Si confías en que es mucho más lo que te quieres que lo que ya tienes. Ven si no es a ella a quien quieres abrazar, si no es junto a quien desearías que se parase el tiempo. Vuelve si aún no te has olvidado de quien fuiste y, hagas lo que hagas, recuerda siempre que si te digo esto, es porque yo no me he olvidado de quién eras.

19.3.12

No quería de ti un "Nunca te olvidaré", por bonito que sonase. Ni siquiera un "Te recordaré". Ojalá nunca hayas tenido ocasión de olvidarme ni de recordarme por el simple hecho de que estés aquí, y que no te hayas ido de mi vida ni yo de la tuya.

20.2.12

Que te vayas de mi vida dejándome más pena que gloria tú te lleves, que te vayas como un día viniste, sin prisas, sin avisos, sin un por qué, y que no me digas adiós, así como ningún día dijiste hola. Lo políticamente correcto sería desearte lo mejor, pero nadie ha dicho que quiera serlo, y lo que en verdad querría es que la vida te tratase mal. No te mentí cuando te dije que ojalá no te hubiera conocido nunca, porque la escasa felicidad a tu lado no compensa, ni de lejos, tantas lágrimas.

7.1.12

Es posible que algún día me canse de creer que quienes fallaron fueron las circunstancias, y no el uno al otro. Dejar de pensar en todo aquello que debí hacer y no hice, en aquello que no fue y pudo haber sido; porque no puedo cambiarlo y, en cierto modo, tampoco sé si quiero. Parar de fantasear imaginando que vuelves, o que un día despertaré y nada de esto habrá pasado, y que, como un mal sueño, se desvanecerá con tan sólo abrir los ojos. Olvidar de ti lo bueno, además de lo malo, para así no idealizarte, no echarte de menos.
Ser capaz de asumir de una vez por todas que hemos sido culpables de todas y cada una de las cosas que hemos vivido.